• Inicio
  • Blog
  • Desarrollo personal social y el proceso de autorregulación en el niño.
Desarrollo personal social y el proceso de autorregulación en el niño.

Desarrollo personal social y el proceso de autorregulación en el niño.

Seguimos compartiendo con ustedes nuestros artículos. Esperamos sean de su interés.

El dominio personal y social, se encuadra dentro de las actitudes y capacidades relacionadas, por un lado, con un proceso de construcción de la propia identidad y por el otro, con el desarrollo de las competencias emocionales y sociales. Si durante el desarrollo infantil, se logra comprender y regular las emociones, se establecerán relaciones interpersonales exitosas en el futuro. Para que dichos procesos implicados se den, los niños necesitan aprender a interpretarlos, organizarlos, expresarlos y darles significados, controlando a su vez los impulsos y, reacciones en el ambiente social en el cual se desarrollan. Se refleja aquí, cómo el dominio se acrecienta con relación al entendimiento de sí mismo y, a una conciencia social que progresa, cuanto más se pueden apropiar de normas de comportamiento personal, de interacción y, de organización de su grupo social. Un niño social y, emocionalmente saludable, puede estar listo para empezar la escuela y así, participar completamente en las experiencias de aprendizaje y, formar buenas relaciones con los cuidadores y los compañeros (Peth y Pierce, 2000).

Como anteriormente se expresó el desarrollo personal social dependerá de ciertas características importantes que el niño va adquiriendo y de la interacción ambiental que el mismo tenga. Se observa que, alrededor de los 30 meses, en los pequeños se desarrolla la capacidad de respuesta empática, es decir la habilidad de comprender observando a otro niño qué es lo que le sucede, estableciendo una relación entre acciones, deseos y emociones. y hacia los 48 meses logran controlar sus impulsos a través de ser capaces de analizar un impulso-señal antes de actuar. De igual modo se observa que además los niños expresan una amplia gama de emociones y que adquieren también diferentes maneras de manejarlas.

 ¿Entonces…como se autorregulan emocionalmente los niños?

 La autorregulación emocional según Berk (1999) comprende a las estrategias que se utilizan para ajustar el estado emocional a un nivel óptimo de intensidad que le permita a la persona participar productivamente en el ambiente en que se encuentre. Ya sea centrando la atención en un hecho particular, como también cambiándola; además de la capacidad de inhibir la conducta como forma autorregulatoria. Por eso aporta Berk que la intervención de los adultos ayuda a regular los estímulos abrumadores y que en el transcurso del desarrollo los progresos en la representación y el lenguaje favorecen nuevas maneras de autorregularse emocionalmente. Entonces se puede observar que dicho sistema es la capacidad de los niños para modificar la conducta en virtud de una demanda específica. En el desarrollo típico los niños se interesan y atienden al mundo que los rodea a través de los sentidos, al organizar estas sensaciones responden de modo adaptativo al ambiente y a las personas. La capacidad de regular el estado de activación es progresivo, primero es externo, promovido por un adulto. Luego en el transcurso del desarrollo va siendo cada vez más interno y autónomo. La activación tiene bases madurativas, circadianas, genéticas y ambientales. Como se puede ver es tan amplia como profunda…Entendiendo así que a través de este proceso se modela un estado de activación arousal del SNC, es decir, un patrón de estado de alerta que se pondrá en juego en cada experiencia que el niño tenga.

En resumidas cuentas se entiende que, cuando los adultos preparan a los niños para experiencias emocionales estimulantes, estos últimos aprenden a aplicarlas a otras situaciones y contextos. En el transcurso de la primera infancia, los niños que presentan mayores dificultades para regular los sentimientos descargan libremente enojo y frustración, donde aquí se evidencia escasa regulación. Según Berk la autorregulación de las experiencias emocionales son apoyadas por tres soportes importantes: la maduración del sistema nervioso central, el desarrollo cognitivo y del lenguaje y adultos sensibles mediadores del entorno. Debido a ello se entiende a los espacios intersubjetivos como posibilitadores de ámbitos sociales que propician estrategias de aprendizaje guiado (Vygotsky). Considerando que cuando existe un mediador que genere modificabilidad cognitiva (Feuerstein) posibilita el cambio y modulación en los modos de respuesta y en las estructuras cognitivas con las que los niños accionan. Finalmente puedo decir que cuando interviene un adulto sensible el cambio se produce convirtiéndose en la mejor opción para acompañar todo aprendizaje social, cognitivo, interaccional y emocional. Y por cierto adulto sensible a las necesidades del niño no se nace, también se aprende.

                                                                                                     Lic. Nora Centurión.

 

Hasta la próxima semana!

Seguimos compartiendo con ustedes nuestros artículos. Esperamos sean de su interés.

Te puede interesar
Cerrar X